viernes, 2 de noviembre de 2007

LA FLOR DE LA ARTEMISA

En los días en que estuvimos en Besançon, Francia, la profesora Judith Alvarado-Migeot nos mostró la flor de la Artemisa, a la que cantó el poeta Gerard de Nerval.Por fortuna, pudimos retratar a una de ellas. Es la que antecede al poema que reproducimos, gracias a la amabilidad de Judith, quien no sólo se tomó el trabajo de enviárnoslo sino también el de traducirlo.


ARTEMIS

Gérard de Nerval

La treceava vuelve... Y es aún la primera;
y es todavía la única, —o el único momento;
pues, eres tú reina, ¡oh tú! ¿la primera o la última?
Eres tú, rey ¿el único o el amante postrero?...

Ama a quien te amó de la cuna a la tumba;
Aquella que sólo amé me ama aún tiernamente!
Es la muerte —o la muerta... ¡Oh delicia! ¡Oh tormento!
La rosa que sostiene no es rosa, es Malvarrosa.

Santa napolitana a las manos de fuego,
rosa de corola violeta, flor de la santa Gúdula:
encontraste tu cruz en los cielos desiertos ?

¡Que caigan, Rosas blancas! que insultan a mis dioses,
que caigan, fantasmas blancos, de vuestro cielo ardiente:
— La santa del abismo es más santa a mis ojos!

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Gerard de Nerval es el pseudónimo de Gérard Labrunie (1808-1855), escritor simbolista francés. Su uso de los sueños y las fantasías para mostrar la interrelación de los mundos reales y sobrenaturales tuvo cierta influencia en el surrealismo. En sus escritos, refleja sus propias experiencias y sueños, revelando las visiones y fantasías que amenazaban constantemente su cordura, como en Aurelia (1853), que aborda los temas del amor perdido y la salvación religiosa. Los relatos incluidos en Las hijas del fuego (1854), entre los que destaca Silvia, son extrañas reminiscencias de la juventud y la belleza perdidas. Los sonetos agrupados en Las quimeras (1854) están dominados por la desesperación, ya que Nerval sufría una profunda depresión, que le condujo al suicidio un año después de publicar esos poemas.
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Información tomada del sitio El poder de la palabra, página web dedicada a la prosa poética.
La traducción del poema, como señalamos arriba, fue realizada por la profesora Judith Alvarado-Migeot.

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