viernes, 4 de mayo de 2007

CARAVASAR No. 24


Desde hace varias semanas, este blog ha permanecido inactivo.
Tal como avisé en su momento, primero fue una falla en la computadora; luego una serie de infortunados apagones en la urbanización donde resido, debido a la muerte repentina de un transformador eléctrico. Las dos últimas semanas falté a la cita porque por los mismo apagones no pude dejar los materiales preparados y, además, estuve concentrado en diversos compromisos literarios.
Ese lapso, sin embargo, no fue estéril para el blog, dado que reflexioné mucho sobre lo que estaba haciendo: una revista literaria con materiales vigentes y de actualidad que me daba un trabajo enorme. De hecho, estaba dedicándole dos días a la semana o más a la búsqueda de textos y su posterior revisión y corrección pues, como es sabido, los textos que aparecen en la red contienen abundantes erratas. Esta dedicación comenzó a afectar mi obra literaria, a la que no le estaba dedicando el tiempo debido.
Escribo todos los días, en la mañana y, a veces, los viernes y sábados a medianoche. Lo hago desde hace más o menos veinte años y eso me ha permitido crear una obra que ha tenido cierto impacto, ignoro si por lo voluminosa o por alguna cualidad verdaderamente literaria.
Ese ritmo se trastocó con la elaboración de este blog. De éste y de otros tres que asumí solo y/o con amigos: Prosoema, con Luiz Carlos Neves; Hojas de lluvia, con José Gregorio Bello Porras y la sucursal de Caravasar, Planeta narrativo. Los dos primeros han tenido periodicidad semanal y, el tercero, quincenal.
Todos estos espacios han contado con su público lector, el cual ha aumentado o disminuido y vuelto a aumentar de un número para el siguiente. Por supuesto, no los visitan tantas personas como las que se pasean por las páginas pornográficas, pero si lo hacían decenas y hasta cientos de curiosos y curiosas que hasta dejaban uno que otro comentario.
Todo esto me animaba a seguir adelante y a no quejarme del tiempo invertido, hasta que empecé a trabajar en la novela que ahora hago y que demanda de mí la mayor parte de mi tiempo literario.
No exagero al decir que el punto de partida de esta reflexión fue que oí un ¡crack! en cierto momento y que algo dentro de mí se rompió, como ocurre con algunas zonas de la tierra, cuando ocurre un terremoto. Y tal vez fue ese sonido de algo que se resquebrajó el que no sólo me devolvió a la realidad, sino también el que generó indirectamente todos los inconvenientes que detallé al principio.
Hoy reaparece Caravasar, pero con otro estilo y, por supuesto, otro formato. Ahora sí es un blog literario y dejó de ser la revista que era.
En éste y en los números que siguen, me referiré al quehacer literario, a la actualidad de la literatura y los libros en Venezuela y en el resto del mundo, pero en un único artículo. Este cambio supongo que disgustará a algunos lectores y le gustará a otros. Según sea el caso, pido disculpas y agradezco la fidelidad a este espacio que –y lo digo sin demagogia–, también es de quienes acceden a él.


El tema de esta semana lo proporciona la noticia que presento a continuación: un reality show literario en México, patrocinado nada menos que por la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) de ese país.
Al respecto, caben muchas preguntas: ¿puede formarse en verdad un escritor en un concurso de este tipo? ¿Bastan ocho semanas -que es el tiempo que durará la experiencia-, para hacer de un aspirante a escritor un verdadero escritor? ¿Tendrá alguna trascendencia lo que se produzca allí? Dicho con palabras del célebre grupo español Mecano, ¿es serio este cementerio?
Por lo pronto, he aquí la respuesta a la convocatoria: 987 aspirantes, 386 aceptados (sólo mexicanos en esta primera edición), de los que se seleccionarán doce. Ello quiere decir que hay cerca de un millar de personas que, cuando menos, desean publicar un libro y, por supuesto, vivir sus quince minutos de fama.
Mi punto de vista es que hay que ver. Cuando se inició la experiencia de los talleres literarios en Venezuela (1974, en el Centro de Estudios Latinoamericanos “Rómulo Gallegos”), se puso en duda la utilidad de tales espacios. Ello pese a que estaban involucrados en ellos escritores importantes de Venezuela y el continente americano, como Domingo Miliani, Oswaldo Trejo, Alfredo Armas Alfonso y Ludovico Silva, entre otros.
Por esos talleres hemos pasado la casi totalidad de los escritores que actualmente nos hallamos en ejercicio, en nuestro país: la mayoría como talleristas y luego facilitadores y otros sólo en uno u otro rol.
Tras haber estado en el primer taller de narrativa que abrió ese centro de estudios y haber sido guía en muchos talleres de otras instituciones, he concluido que el taller sí es un lugar provechoso para quienes aspiran a ser escritores.
Las razones son varias: una, acelera el proceso de formación y, lo que en solitario tomaría una década o más de trabajo, en el taller puede resolverse en un año o menos. Dos y probable causa de la primera, el taller es un espacio social en el cual el aspirante a escritor descubre que muchos de los problemas técnicos que arrastra no los tiene él nada más, sino todos o la mayoría de sus compañeros. Esto es de una gran importancia pues, cuando uno se forma solo teme en ciertos momentos ser víctima de alguna tara psicológica que le impide avanzar. Además y aunque no siempre se manifieste, la solución a tales carencias o defectos técnicos en el taller se resuelve en colectivo, con la ventaja que esto implica: que mis errores y aciertos le sirven de experiencia a mis contertulios y viceversa.
Los talleres literarios tienen otras ventajas y generan algunos problemas entre quienes participan en ellos, pero por ahora me hago uno con el silencio.
A continuación, inserto la noticia que comento y pongo a la disposición este espacio para que quienes deseen opinar lo hagan desde la perspectiva que tengan.
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VIRTUALITY SHOW
A LA "CAZA DE ESCRITORES"


Yanet Aguilar Sosa

Por ocho semanas, 12 jóvenes autores publicarán sus textos en una página web; el ganador recibirá 50 mil pesos y la edición de su obra.

La historia ha cambiado: hace algunos años Juan José Arreola, Edmundo Valadés y Rafael Ramírez Heredia hicieron de los talleres literarios una razón de vida y formaron a varias generaciones; hoy, los nuevos escritores serán tallereados vía internet en el Primer Virtuality Literario Caza de Letras.
Durante ocho semanas, 12 escritores jóvenes de entre 20 y 35 años concursarán en el ciberespacio por no ser eliminados del sitio virtual Caza de Letras y obtener el título de escritor ganador, en el concurso-taller en la blogósfera, convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Dirección de Literatura.
El primer reality show cibernético tiene registrados hasta el momento a 80 escritores en lengua española radicados en la República Mexicana que quieren ocupar un lugar en la Caza. Ellos deberán pasar tres fases eliminatorias para ser parte del juego virtual y luego competir por mantenerse dentro, por lo que deberán cumplir con todas las tareas que imponga el jurado del concurso que está integrado por los escritores Mónica Lavín, Alberto Chimal y Álvaro Enrigue.
Sealtiel Alatriste arriba, en la imagen), director de Literatura de la UNAM, aseguró que la idea es ampliar el espacio de la publicación y abrirle un lugar a los escritores jóvenes: "Necesitamos darles algo más allá del papel, porque las publicaciones en papel no se dan abasto y la cantidad de lo que se escribe es más grande; la primera parte fue abrir esta publicación cibernética y luego publicarlo en la revista Punto de Partida".
La pretensión es darle a las plumas noveles una forma de foguearse en la escritura, ponerlos en contacto con el mundo real de la publicación y de la lectura, al mismo tiempo que se anima a los lectores a entrar en contacto con los escritores. "Se nos ocurrió este concurso en la medida en que es un formato que ya está probado y entusiasma al público. Lo que eliminamos es el concepto de fama. Optamos por que la participación sea anónima y que sólo sea su capacidad de escribir y su imaginación lo que concurse".
La etapa de registro de los participantes comenzó el 27 de marzo y concluyó el 15 de abril. Al día siguiente y hasta el 4 de mayo, fue la etapa de selección de los 12 escritores concursantes, quienes pelearán desde el 11 de mayo por colocarse a la cabeza del juego. El 6 de julio, luego de convencer al jurado y a los lectores con su literatura a presión, que mostrarán sin pudor en el blog personal que Caza de Letras les creará sólo con un seudónimo, uno de ellos saldrá vencedor.
Desde el primer día los escritores realizarán un trabajo diario que se incrementará poco a poco, según lo quiera el jurado, quien decidirá los géneros literarios, temas o tareas. La misión es producirles adrenalina y entusiasmo a los escritores y a los lectores -que tendrán voz y voto-, contrario a los concursos literarios tradicionales donde sólo se estimula a los escritores y los lectores nunca participan.
El concurso literario en línea es una adaptación de los reality shows televisivos adaptado al lenguaje de la Internet; no es una actividad académica de la UNAM, dijo Alatriste, sino otra forma de difusión y un camino para poner en contacto a los cibernautas con los libros.
Para los escritores será una forma de publicar, para el jurado otra manera de difundir la literatura y aprender, y para los lectores la posibilidad de participar en el proceso literario a través de un espacio abierto, de diálogo, que propiciará entusiasmo en la lectura por su carácter lúdico, inmediato y fresco.
"Este concurso lo que menos hará es banalizar la literatura, trataremos con escritores jóvenes que se están fogueando y queremos que se fogueen más; lo que estamos poniendo al centro es su imaginación, su capacidad de escribir bien, su capacidad de decir, de enfrentarse a la crítica, de ser corregidos: el chisme que hace funcionar los realitys no está aquí, tomamos sólo el formato de competencia", señaló Alatriste.
El más experimentado del jurado en los blogs es Alberto Chimal, quien dijo que este certamen no es distinto a lo que se propone en un taller literario convencional, lo único que cambia en realidad es que se tiene una crítica más inmediata. "La propuesta no es una suerte de programa de aprendizaje sino de estar en contacto para cubrir diversos aspectos del proceso de creación".
Para el escritor, el valor del blog está en la posibilidad de usar el lenguaje escrito y la inmediatez de la interacción. Reconoce que la mayoría de los blogueros del planeta nunca ha abierto un libro o lo ha hecho a regañadientes. El riesgo es estar alerta para evitar la complacencia "que es el lado oscuro de la posibilidad de publicar sin necesidad de editores e intermediarios, para que no se convierte en un ejercicio onanista".
Mónica Lavín, por su parte, dijo que los escritores de su generación apenas están entendiendo este mundo de los blogs, ella no ha vivido la experiencia de la interactividad inmediata; hoy en día prefiere la soledad con la que escribe, pero le entusiasma estar en conversación permanente, aceptar los comentarios y las críticas en el mismo proceso literario.
Afirmó que el blog es otro medio de interacción y de creación en caliente, "a vuelapluma, literatura a presión, en la que se propiciará la conversación, la carta, o recursos narrativos distintos, miradas, trabajos con el lenguaje, los personajes, las situaciones, muchos de estos ejercicios se hacen en los talleres, aquí sólo cambiará el medio".
En el espacio virtual www.cazadeletras.unam.mx, cada escritor será anónimo, tendrá un seudónimo y, en lugar de su foto, aparecerá un ex libris, para que lo único que exista en el concurso-taller virtual sea la palabra. El ganador obtendrá 50 mil pesos y verá publicado en papel sus textos más representativos hechos en línea.
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Tomado de la edición digital de El Universal, Ciudad de México, 11 de abril de 2007. Proporcionado por Alerta de Noticias Google de la misma fecha.